Un video en Facebook salvó mi vida

Mi nombre es Paul Aguilera, tengo 53 años de edad. Antes de conocer a Jesús mi vida era mala y desordenada. Abusaba de mi esposa y la maltrataba, ella tenía una hija (de su primer matrimonio) y juntas tomaron una decisión de que yo no vuelva a casa e inventaron una historia. Convencieron a mi hija para que ella dijera que la manoseaba. Entonces hicieron una denuncia a la defensoría de la niñez sin medir las consecuencias, ellas no sabían la gravedad del caso.

Un día me llegó la denuncia de la defensoría de la niñez para que vaya a la fiscalía. Cuando estaba por presentarme me encontré con una amiga a la cual le conté la situación. Ella me recomendó que no vaya solo, porque además de ser peligroso, era muy probable que me metan a la cárcel, y no salga vivo.

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Mi vida tocó fondo

Como no fui a mi cita con la defensoría, comenzaron a pegar carteles por toda la cuidad con mi foto los cuales decían: “Prófugo, Se Busca por abuso sexual”. Me contacté con una abogada quien dijo que la fianza era de 3,000 dólares, dinero que no tenía.

Como estaba fuera de mi casa comencé a gastar mi dinero en alojamiento y comida, pero muy pronto se acabó, y no sobró nada. No podía ni pagar la comida y tenia que pagar una fianza de 3000$, eso hizo que no pueda dormir tranquilo. Por las noches solo miraba la puerta, esperando que el día comience, para pensar que podía hacer.

En mi alojamiento había un tendedero (Cuerda) la cual miré muchas veces pensando en el suicidio, y lo hubiera hecho, pero en mi cuarto no existía ningún lugar para colgar la soga. Perdí la esperanza de seguir viviendo, solo quería suicidarme.

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Cuando encontré a Jesús

Un día agarré mi celular, y comencé a buscar videos para distraerme. De repente me encontré con un video del pastor Joel Flores, ese mensaje salvó mi vida, el título era: “Pablo el mensajero de la Cruz, del suicidio a la salvación”. El pastor comenzó a contar la historia de Pablo y Silas. Recuerdo las palabras que el pastor dijo: “Tu vida vale, entrégate a Jesús, Jesús es la solución, dobla tus rodillas y arrepiéntete”. Lo que hice fue arrodillarme, me subí a la cama y hablé con Dios, le conté todo, pedí perdón por lo que había hecho y le pedí ayuda. Mi vida se estaba terminando. Esa noche fue como si me hubieran dado un calmante, porque dormí en paz.

Desperté con el sonido de una llamada de mi celular, era mi abogada diciéndome que mi audiencia se había adelantado, le pregunté por la garantía porque aun no tenia el dinero, pero dijo que mi hija había confesado que todo lo que había dicho era mentira y que quería estar conmigo. La psicóloga hizo un informe escribiendo todo eso y lo mandó a la fiscalía. Cuando llegó el momento de mi audiencia la corte falló a mi favor y quedé sin culpa.

Me contacté con Nuevo Tiempo y comencé a estudiar la biblia. Todo lo que sucedió fue un milagro de Dios, es por eso que ahora decido entregarle mi vida.

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